La propuesta idónea como base para aplicar en la infancia debe centrarse en el desarrollo global del niño, es decir, a nivel físico, emocional, social, afectivo y cognitivo. Si nos centramos en un solo aspecto estaremos provocando un desequilibrio a medio-largo plazo, lo que no quiere decir que en algunas fases insistamos más en una determinada área como ocurre en los primeros años.
Partiendo que se debe trabajar y potenciar todas las zonas, existe la individualidad caracterizada por cada persona que ocasionará diferentes variables: habrán niños que deban profundizar más a nivel afectivo, otros con un gran potencial intelectual y bajo nivel social, alto rendimiento físico y escaso intelectual, etc.
Por lo que no existe fórmula mágica para todos. Existe un trabajo enfocado a las cualidades de cada uno.
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